miércoles, 1 de junio de 2011

De-Mente

Ya es el tiempo en que mi cabeza empieza a funcionar más lento. Es el tiempo en que mis pensamientos apenas corren, como en una leve cascada, de esas que son de adorno...

Es el tiempo previo a dormir, pero tambien es el último tiempo de lucidez, el que me dice: "mañana es otro día".

Y es ahí cuando decido cerrar los ojos...



El país de los sueños
Era un inmenso campamento al aire libre.
De la galera de los magos brotaban lechugas cantoras y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo sueños en canje. Había quien quería cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para llorar un llanto bien gustoso.
Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de un sueño, desbaratado por culpa de alguien que se lo había llevado por delante: el señor iba recogiendo los pedacitos y los pegaba y con ellos hacía un estandarte de colores.
El aguatero de los sueños llevaba a agua a quienes sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la espalda, en una vasija, y la brindaba en altas copas.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca,peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: Los sueños salían del pelo y se iban al aire.

Eduardo Galeano.

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